Entorno

Corcubión

La villa marinera de Corcubión es una de las mejor conservadas de la costa coruñesa. Conjunto Histórico-Artístico desde 1985, destaca por su traza medieval, con el caserío agrupado a lo largo de la costa, el puerto en el centro y una zona residencial moderna alrededor de la playa de Quenxe.

Entre sus monumentos cabe citar la iglesia gótica de San Marcos (s. XV), que en su interior custodia la valiosa imagen del titular, San Marcos da Cadeira, traída de Italia por los Condes de Altamira. También podemos ver varios palacios urbanos blasonados e diferentes ejemplos de arquitectura popular (casas do pincho, con balconadas marineras sobre ménsulas o con patín, hórreos, cruceros, fuentes, etc). Uno de los encantos de la villa radica en su conjunto de galerías de principios del siglo XX, que junto con las palmeras y el mirador del relleno (azulejos sevillanos) le aportan un aire entre burgués y colonial.

La fusión entre el mundo marinero y agrario se percibe en que muchas de las casas, como sucedía en el Medievo, poseen en su trasera jardines y huertas (su pervivencia es un milagro en la costa gallega). Entre sus muros de cierre discurren varios paseos que permiten descubrir hermosas perspectivas sobre el casco antiguo, el puerto, Cee, el fondo de la ría y el omnipresente Monte del Pindo.

Junto a la playa, en la antigua dársena del carbón, existe un Museo Marítimo que puede ser visitado a diario.

Por la villa y el término municipal de Corcubión pasa la Prolongación Jacobea a Fisterra, cada año transitada por miles de peregrinos.

El itinerario sigue la antigua Rúa Real hasta la plaza de la Constitución, y continúa por el Campo da Igrexa, la rúa das Mercedes, el Campo do Rollo y, ya por una senda (Camiño da Fonte do Vilar), en ascenso hasta la aldea de Vilar, el albergue de peregrinos San Roque (área de descanso), gestionado por los Amigos del Camino, y la aldea de Amarela.

Un recorrido muy atractivo, sobre una carreterilla local asfaltada, nos lleva desde la playa de Quenxe (arranca junto al cementerio) hasta el Castillo del Cardenal (1 km), que junto con el frontero del Príncipe (ambos del s. XVIII), defendía esta ría, que alcanzó un alto valor estratégico durante la Ilustración.

Más allá, otros 2 km nos separan del cabo Cee, promontorio con faro desde el que admiramos el seno de Fisterra completo, con el cabo Fisterra hacia poniente, las islas Lobeiras y los islotes Carrumeiros en el centro (uno de ellos con un faro en el medio del mar) y el rocoso y granítico monte del Pindo (621 m de altura) a naciente.

Esta ruta circular se puede completar regresando por Redonda (iglesia románica de San Pedro, s. XII), el albergue de peregrinos y la aldea de O Vilar, siguiendo en sentido inverso el camino jacobeo. En total se habrá completado un circuito de 6 km.

Las principales celebraciones de la villa son las Fiestas del Carmen (15 de julio), la muy concurrida Feria Medieval (fin de semana de julio siguiente al Carmen), la Fiesta del Porco Celta (primer sábado de agosto) y las patronales de San Marcos (25 de abril) y de la Virgen de las Mercedes (24 de septiembre).

En la antigua cárcel del partido judicial (s. XIX), situada en el puerto, funciona todo el año la Oficina Comarcal de Turismo.

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